sábado, 1 de septiembre de 2007

LA REDENCIÓN DEL PUEBLO. Ed. de Manuel Suárez Cortina.


VV. AA., La redención del pueblo: la cultura progresista en la España Liberal, ed. de Manuel Suárez Cortina, Santander, Universidad de Cantabria, 2007. 449 págs., 18 euros
CUANDO LAS DOS ESPAÑAS DIALOGABAN: nuevas perspectivas sobre la realidad histórica del siempre discutido y tan próximo siglo XIX
Moderados
y progresistas son las dos caras de nuestro liberalismo decimonónico. Los segundos tuvieron una influencia mucho mayor que su relativamente escasa experiencia de poder, y es que la cultura progresista, más que su gobierno efectivo, acabó impregnando todo el periodo y prolongándose, en su versión higienista y científica, hasta 1931.
Entender ese fenómeno es la razón y la justificación de esta interesante obra, que contiene las ponencias de distintos especialistas, presentadas en el VI Encuentro de Historia de la Restauración (Santander, 2003). Consta de trece capítulos y la introducción del editor, y como todo compendio de actas, destinado a un público especializado, carece de esbozos biográficos, cuadros cronológicos o sinópticos destinados al lector no iniciado.
Suárez ordena e hilvana las ponencias, dándoles un orden lógico y estructurado, que empieza con la de Gonzalo Capellán, sobre el concepto progreso y que concluye con la de López-Ocón, sobre el crepúsculo de la cultura progresista.
Muy seductora es la ponencia de Juan Pro sobre la imagen que se hacían los moderados de los progresistas. No son frecuentes las incursiones españolas en el campo imagológico, a pesar de que el padre fundador de la disciplina fuese nuestro compatriota Juderías. El zoon politikon es también un homo videns; luego el estudio de la mirada propia y de la ajena resultan indispensables para la cabal comprensión de la realidad. Igualmente interesante es la contribución de Pan-Montojo sobre el Partido Progresista durante el periodo isabelino.
Quizá se echen en falta ponencias sobre el papel de los militares -tanto Ejército como Marina- y el de la masonería, grandes protagonistas del periodo. Los dos autores de universidades catalanas se han centrado en Cataluña, justificando el diagnóstico de Sergio Vilar sobre el creciente localismo de nuestra universidad, lo cual no es óbice para reconocer la calidad de sus trabajos.
La variedad de las contribuciones y sus distintos enfoques demuestran la riquísima plétora de ideas, personas y tendencias del periodo estudiado.
Luis Español.
La Aventura de la Historia nº 107, septiembre 2007, pág. 118

domingo, 1 de julio de 2007

EN LA ESPAÑA ROJA. Ksawery Pruszyński


Ksawery Pruszyński, En la España roja, Madrid, Alba Editores, 2007, 462 págs., 26,50 euros
UN VIAJE CON SETENTA AÑOS DE RETRASO: un viajero muy especial recorre una España sumida en una situación excepcional.
La voluminosa bibliografía de nuestra gran tragedia nacional acaba de incorporar un importante hito: siete décadas después de su primera edición en polaco, se publica por primera vez en nuestro idioma, En la España roja, relato del viaje de Ksawery (Javier) Pruszyński (1907-1959) a la zona republicana durante la Guerra Civil, entre septiembre de 1936 y la primavera de 1937. Pruszyński —pronúnciese prushinski, con sh suave como en inglés shame— es un autor atípico, un polaco prosemita que luchó contra los nazis en el bando aliado y que murió siendo embajador de la Polonia comunista ante los Países Bajos.


El interés de los testimonios de viajeros no reside tanto en lo que vieron sino en cómo nos vieron. En el caso de Pruszyński resultan tan valiosos el retrato mismo como el motivo que lo inspira. Interesantísima la entrevista que le hace a Marañón; terribles las pruebas que proporciona de nuestra locura homicida; muy notables sus retratos de la Gran Vía o del frente madrileño.
A Pruszyński le llama la atención la persecución antirreligiosa en la zona republicana. Una sentencia suya, lapidaria: “Las principales víctimas de la Revolución francesa fueron los aristócratas y cortesanos; las de la Revolución rusa, los terratenientes y las de la revolución española, los curas”. Son muy interesantes sus retratos de algunos periodistas destacados en España, o su referencia a un artículo de Margarita Nelken en Claridad quejándose de que los asesinos de Calvo-Sotelo no mataran también a su mujer...
Como sólo conoció la “zona republicana” no pudo el autor deleitarnos con las atrocidades de los nacionales.
Con credulidad inocentona, digna de George Borrow, las páginas de este libro incorporan sin juicio crítico imaginarias batuecas como la leyenda blanca de los nacionalistas vascos o la leyenda negra de Alfonso XIII, pero acierta en sus observaciones sobre algunos aspectos de nuestra mentalidad y los avatares de la política internacional.
Se trata en todo caso de una obra muy recomendable para el tratamiento de la amnesia histórica, un valioso testimonio acerca del que sólo cabe lamentar que no se haya recuperado y editado con anterioridad.
Luis Español
La Aventura de la Historia nº 105, julio 2007, pág. 117

martes, 1 de mayo de 2007

EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD. Antonio Checa Godoy.



Antonio Checa Godoy, El ejercicio de la libertad: la prensa española en el sexenio revolucionario (1868-1874), Madrid, Biblioteca Nueva, 2006. 382 págs., 22 euros.

ESCRIBIENDO CON LA TINTA DE LA HISTORIA: un estudio de la prensa española durante el sexenio revolucionario, 1868-1874
Por sangre que derrame la Historia, chupará siempre más tinta. Hoy ya nadie puede pretender estudiar la era contemporánea sin bucear antes en las hemerotecas, dado que la opinión publicada antes crea que refleja nuestra realidad. Antonio Checa Godoy (Jaén, 1946) es periodista e historiador de la Comunicación. Con un prolongado recorrido como director de distintos medios, cuenta nada menos que con veintiocho libros en su haber. Sus trabajos acerca de la prensa, la radio y el cine en Andalucía, España e Iberoamérica son desde hace años amplia y generosamente citados. Esta última obra del profesor Checa ofrece una detalladísima panorámica de la prensa española entre 1868 y 1874. El Sexenio es uno de los periodos más interesantes y fértiles de nuestra historia, y de aquella vitalidad se desprendió la existencia —casi siempre efímera— de dos mil setecientas publicaciones periódicas. Por desgracia, sólo de la mitad de esas cabeceras se conserva hoy algún ejemplar. La mayoría de esos medios pertenecían a una prensa política y apasionada, entre la cual descollaron las publicaciones satíricas. Tras exponer las tendencias de la época y de los medios estudiados, el autor analiza con sistemático detalle la prensa de Madrid y luego la de provincias, dando cuenta de cuantos medios ha llegado a conocer, aunque sólo sea a través de referencias. De ese riquísimo elenco destaquemos, para la anécdota, la existencia de un semanario literario en Cádiz, La Abeja Romana, redactado en latín, o títulos estrambóticos como La ametralladora carlista, El sinapismo o Los Macabeos. Las categorías entonces vigentes son también curiosas: se hablaba de diarios calamares y diarios fronterizos. El formato, en un cómodo y práctico volumen y a un precio razonable convierten esta obra en un práctico manual para los historiadores del periodo y los estudiosos del periodismo.
Luis Español
La Aventura de la Historia nº 103, mayo 2007, pág. 116

jueves, 1 de febrero de 2007

APODOS DE LOS REYES DE ESPAÑA. José María Solé.




José María Solé, Apodos de los Reyes de España, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007. 392 págs., 22 euros.

EL APODO DEL REY: juzgar al hombre por el nombre.
Esta obra es un completo catálogo de los apodos de nuestros soberanos, desde los primeros monarcas asturianos hasta Alfonso XIII El Africano, pasando por El Gotoso, El Diácono, El Fratricida, El Velloso, El Craso, El Leproso, El Malo, El Impotente o El Noble, catálogo que da pie a rememorar las biografías de todos esos personajes que han hecho y deshecho España, a lo largo de mil trescientos años.
Las monarquías hacen girar el poder alrededor de una persona, y siendo el nombre uno de los atributos de la personalidad, el nombre del rey siempre ha sido uno de los pilares de la construcción jurídica y política de las naciones. Incluso hoy, en España, la Constitución (art. 117) dispone que la Justicia se administra en nombre del Rey.
La historia del poder es la historia de la propaganda y apodo viene del latín putare, es decir, juzgar. En consecuencia los apodos, como todos los humanos juicios, reflejan intereses e impresiones, y podrán ser justos o injustos pero suelen ser a posteriori y responden a la necesidad partidista de ensalzar o de incriminar lo presente en función de lo pasado.
El apodo lisonjero o escabroso no responde tanto a la imagen que el Rey daba de sí mismo como a la que se quería dar de él. Así, Fernando VII, El Deseado para sus partidarios, fue El Felón para sus detractores.
Los propagandistas siempre se han servido del apodo del rey —su imagen verbalizada— para alabar o para difamar, de ahí que al enfrentarse Pedro I con su hermanastro Enrique de Trastamara, unos llamaban a Pedro El Cruel y los otros El Noble, mientras que a Enrique le tocaron en el reparto El Bastardo, El Fratricida y El de las Mercedes, todos ellos bien merecidos, por cierto.
El problema que nos plantea la pervivencia de los apodos es gravísimo: ¿cómo recuperar al hombre que se oculta detrás del nombre, al personaje real difamado o ensalzado por los siglos de los siglos en virtud de un mote? El libro de Solé es particularmente oportuno en este sentido, y lo mismo sirve para recuperar la Memoria Histórica como para superar la damnatio memoriae, cuestiones siempre actuales.
Luis Español
La Aventura de la Historia nº 100, febrero 2007, pág. 186

lunes, 1 de enero de 2007

TUMBA Y PODER. Olaf B. Rader.


Olaf B. Rader, Tumba y Poder: el culto político a los muertos desde Alejandro Magno hasta Lenin, Madrid, Siruela, 2006. 314 págs., 19,90 euros.

MATERIALES DE LEGITIMACIÓN: un apasionante estudio que abre nuevas perspectivas a la Historia
Olaf B. Rader, profesor de Historia de la Cultura en la Universidad Humboldt de Berlín se interroga acerca del uso de la tumba como templo de la memoria y fuente de legitimidad.
No sigue un orden cronológico sino temático, lo que sin duda añade vitalidad al texto. Los Tolomeos legitimándose con la tumba de Alejandro, Marco Antonio capitalizando las exequias de César, la destrucción por parte de los turcos de las tumbas de los emperadores bizantinos, el traslado de los restos de Napoleón, el entierro de Hindenburg, el Mausoleo de Lenin o el destino dado a los huesos del Negus Haile Selasie en la Etiopía de Mengistu son algunos de los interesantes ejemplos. Ante las dimensiones del tema, el autor ha optado por hacer una selección, refiriendo numerosos casos poco conocidos en nuestro país.
El libro de Rader es importante y constituye un ensayo del mayor interés sobre los gastados pero siempre efectivos trucos de los ilusionistas del Poder, e interesará por igual a antropólogos, sociólogos e historiadores. Como siempre, Siruela cuida la calidad de la edición y los índices.
Luis Español
La Aventura de la Historia nº 99, enero 2007, pág. 118